jueves, 20 de octubre de 2011

EL AGUA EN UN MUNDO EN CAMBIO

En los medios de comunicación actuales abundan
las referencias a las crisis provocadas por el
cambio climático, el suministro y los precios de
la energía y de los alimentos y la inestabilidad
de los mercados financieros. Estas crisis globales
están relacionadas entre sí y con la gestión de
los recursos hídricos, y surgen en un contexto de
pobreza continuada de una gran parte de la población
mundial. Si no se resuelven, pueden llegar
a aumentar la inseguridad política y propiciar la
aparición de conflictos a nivel local y nacional.
• La idea del sector hídrico como un mundo
cerrado debe cambiar. Los líderes del sector
hídrico –del suministro de agua y saneamiento,
energía hidroeléctrica, irrigación y control de
las inundaciones– son conscientes desde hace
tiempo que el agua es esencial para el desarrollo
sostenible, pero no toman decisiones para desarrollar
objetivos y repartir los recursos humanos
y económicos necesarios a fin de alcanzar
dichos objetivos. Los líderes gubernamentales,
el sector privado y la sociedad civil son los que
toman o influencian estas decisiones y los que
deben aprender a reconocer el papel fundamental
que juega el agua para alcanzar sus objetivos.
• El agua es crucial para alcanzar un desarrollo
sostenible y cumplir con los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. Una gestión adecuada
de los recursos hídricos es fundamental para el
crecimiento, el desarrollo social y económico, la
reducción de la pobreza y la igualdad, los cuales
son aspectos esenciales para la consecución de
los Objetivos de Desarrollo del Milenio
• El agua guarda una estrecha relación con las
crisis del cambio climático, del suministro y
los precios de la energía y los alimentos y de la
inestabilidad de los mercados financieros. Si no
se reconoce este vínculo y no se toman medidas
para resolver las crisis del agua que se suceden
en diferentes partes del mundo, los problemas
mencionados anteriormente se acentuarán y las
crisis hídricas a escala local empeorarán hasta
convergir en una crisis global que aumentará la
inseguridad política y los conflictos en distintos
niveles.
Los líderes del
sector hídrico
son conscientes
hace tiempo del
papel crucial que
desempeña el agua
en el desarrollo
sostenible pero
siguen sin tomar
decisiones para
desarrollar objetivos
y repartir los
recursos humanos
y económicos
necesarios para
alcanzarlos. Los
gobernantes, el
sector privado y
la sociedad civil
son los que toman
estas decisiones.
Resumen de los mensajes clave
Organización
de las Naciones Unidas
para la Educación,
la Ciencia y la Cultura
EN UN MUNDO
EN CAMBIO
EL AGUA
3
desarrollo de los recursos hídricos en el mundo
er Informe de las Naciones Unidades sobre el
2
Los especialistas y los administradores de los
servicios de suministro de agua y saneamiento,
energía hidroeléctrica, irrigación y control de
las inundaciones hace tiempo que son conscientes
de ello, pero suelen tener una perspectiva
sectorial y limitada que les impide tomar las
decisiones adecuadas sobre el agua. Tampoco
adoptan medidas encaminadas al desarrollo
de objetivos y recursos económicos para poder
alcanzar otros objetivos más amplios.
Es hora de actuar. Las vidas y el sustento de
muchas personas dependen del agua para
su desarrollo. Tras décadas de inacción, los
problemas se han agravado considerablemente
y no harán más que empeorar si no se toman
medidas. A pesar de que los desafíos son considerables,
no por ello dejan de tener solución.
El Informe incluye varios ejemplos que ilustran
cómo algunos países y gobiernos regionales y
locales han sido capaces de enfrentarse a desafíos
similares. Los líderes del sector del agua y
los responsables de la toma de decisiones que se
encuentran fuera de este ámbito deben trabajar
de forma conjunta para resolver estos desafíos,
conscientes de los vínculos existentes entre los
recursos hídricos y las crisis que se producen
alrededor del mundo y entre los recursos hídricos
y el desarrollo.
Primera parte. Entender los
factores que desencadenan la
presión sobre el agua
Los recursos hídricos no sólo se ven afectados
por las fuerzas naturales sino también por
nuevas actividades humanas que se han convertido
en los principales “motores” de la presión
sobre los sistemas hídricos de nuestro planeta.
La actividad humana y el crecimiento económico
son en parte responsables de dicha presión.
La demanda de agua para satisfacer nuestras
necesidades básicas y la búsqueda colectiva para
alcanzar un mayor nivel de vida, unidas a la
importancia del agua para preservar los frágiles
ecosistemas del planeta la convierten en un
recurso natural único.
Los motores deberían analizarse junto a factores
socioeconómicos y políticos relacionados,
así como con otros motores. La manera en que
estos motores afectan a los cambios, directa o
indirectamente, está influenciada por numerosas
relaciones naturales. Las propiedades del
agua están gobernadas por leyes biológicas,
químicas y físicas que interactúan de varias
maneras y determinan la cantidad y la calidad
de los recursos hídricos, independientemente
de las influencias del ser humano. La actividad
ejercida por el ser humano se sobrepone
a estos procesos naturales y los intensifican
rompiendo el equilibrio natural de los sistemas
hídricos.
El crecimiento económico, uno de los principales
motores de una mayor utilización del agua,
se ve afectado por un amplio espectro de decisiones
políticas, desde el comercio internacional
hasta la educación y salud pública, mientras que
la tasa potencial de crecimiento económico está
influenciada por variables demográficas como
la distribución de la población (disponibilidad
de población activa local), las características
sociales (la capacidad de la población activa y
el papel ejercido por las mujeres) y el acceso a
las nuevas tecnologías. La disponibilidad del
agua también está sujeta a los efectos del cambio
climático, lo que supone una presión añadida a
los otros motores.
La unión e interacción de estas fuerzas aumenta
la demanda de recursos hídricos limitados
para los cuales no hay sustitutos. Cuando los
recursos hídricos de calidad aceptable ya no
pueden suministrarse en cantidades sostenibles,
se puede llegar a una situación de sobreexplotación
de los ecosistemas acuáticos. Los
que acaban perdiendo en última instancia son
estos ecosistemas sobreexplotados y los organismos
(entre los que se incluyen los humanos)
que dependen de ellos para su supervivencia y
bienestar.
Capítulo 2. Motores demográficos,
económicos y sociales
Los procesos y las actividades humanas de todo
tipo, ya sean demográficas, económicas y sociales,
pueden ejercer una gran presión sobre los
recursos hídricos y, por ello, se deben gestionar.
La presión, a su vez, se ve influenciada por una
gran variedad de factores como la innovación
tecnológica, las condiciones institucionales y
económicas y el cambio climático.
Motores demográficos.
poblaciones (crecimiento, distribución de edad
y género, migración) ejercen una gran presión
sobre los recursos de agua dulce al aumentar la
demanda de agua y el grado de contaminación.
Los cambios en el paisaje ocasionados por la
dinámica de las poblaciones (migración, urbanización)
pueden suponer una presión adicional
sobre los recursos hídricos a nivel local y
aumentar la demanda de servicios relacionados
con el agua.
La dinámica de las
Motores económicos.
en la economía global están teniendo un gran
impacto en los recursos hídricos y en su uso. El
incremento del comercio internacional de bienes
y servicios puede agravar el estrés hídrico en
algunos países y, al mismo tiempo, minimizarlo
en otros debido a los flujos de “agua virtual”
(la cantidad de agua requerida para la fabricación
de productos, sobre todo productos básicos
agrícolas).
El crecimiento y los cambios
Motores sociales.
a los individuos y a su modo de pensar y actuar
en el día a día más que a acciones colectivas. Los
motores sociales influyen en las percepciones y
actitudes de los seres humanos hacia el medio
ambiente, y por ende hacia los recursos hídricos,
e influyen a su vez en la presión que los individuos
ejercen sobre el agua por la demanda y el
uso que hacen de ella.
Los cambios en el estilo de vida se han convertido
en uno de los principales motores de
cambio. Estos reflejan las necesidades, los deseos
y las actitudes humanas (tal y como ponen de
manifiesto las pautas de producción y consumo
actuales) influenciados por motores sociales
como la cultura y la educación, motores económicos
e innovaciones tecnológicas. El rápido
aumento del nivel de vida y el crecimiento
demográfico suponen la mayor amenaza para
la sostenibilidad de los recursos hídricos y del
medio ambiente.
Los motores sociales se refieren
Los recursos
hídricos no sólo
se ven afectados
por las fuerzas
naturales sino
también por
nuevas actividades
humanas que se
han convertido
en los principales
“motores” de la
presión de los
sistemas hídricos
de nuestro planeta.
3
Capítulo 3. Innovación tecnológica
La innovación tecnológica evoluciona según
los deseos y las necesidades del ser humano.
Puede ejercer una presión tanto positiva como
negativa, a veces incluso las dos al mismo
tiempo, provocando un aumento o disminución
de la demanda, del suministro y de la calidad
del agua. Se trata de uno de los motores más
impredecibles, ya que puede provocar grandes
cambios de forma rápida e imprevista tanto en
la presión ejercida sobre el agua como en las
soluciones a los problemas generados. Los países
en vías de desarrollo deben superar las dificultades
que tienen para facilitar el acceso a la
tecnología en sus países para poder beneficiarse
de las innovaciones desarrolladas en los países
más ricos.
Capítulo 4. Políticas, leyes y finanzas
Los esfuerzos para implementar una gestión
eficiente del agua e informar debidamente de los
procesos de toma de decisiones se ven simplificados
con la adopción de leyes, políticas y
estrategias que regulen la gestión de los recursos
hídricos y reflejen los vínculos existentes entre
el agua y los sectores sociales y económicos. Se
pueden encontrar buenos ejemplos de ello en
numerosos países.
A pesar de la existencia de políticas y leyes para
ello, el desarrollo de los recursos hídricos no se
producirá sin una financiación adecuada de las
infraestructuras y la capacidad humana e institucional
del sector.
Políticas y leyes
y marcos legales para desarrollar, aplicar y reforzar
las normas y reglas que regulan el uso y la
protección de los recursos hídricos. Las políticas
hídricas operan dentro de un contexto político
local, nacional, regional y global y de marcos
legales que deben apoyar los objetivos encaminados
a una utilización racional del agua.
Los procesos legítimos, transparentes y participativos
pueden movilizar de forma efectiva
aportaciones para diseñar e implementar una
política de recursos hídricos que actúe también
como elemento disuasorio de la corrupción. La
corrupción continúa siendo un problema de
gestión pública que no suele abordarse en el
sector hídrico, a pesar de que puede conllevar
la contaminación incontrolada de los recursos
hídricos, la sobreexplotación y el agotamiento
de las aguas subterráneas, la falta de planificación,
la degradación de ecosistemas, la insuficiente
protección contra las inundaciones, un
gran crecimiento urbano con el consiguiente
aumento de conflictos relativos al agua, entre
otros efectos indeseados.
. Hay que crear políticas efectivas
Situación financiera.
considerar “un regalo de la naturaleza”, el uso y
la gestión de los recursos hídricos para satisfacer
una gran variedad de necesidades humanas y
ecológicas originan una serie de costes económicos.
Aparentemente existen numerosas opciones
de financiación para el desarrollo de los recursos
hídricos, si bien los gobiernos siguen recurriendo
a tres fuentes de financiación básica:
aranceles, impuestos y fondos procedentes de la
ayuda exterior y la filantropía.
Los responsables políticos deben tomar decisiones
políticas que creen compromisos aceptables
desde el punto de vista social y medioambiental
entre otros objetivos y que determinen quién
debe asumir los costes de dichos compromisos.
La comunidad de donantes se ha comprometido
a aumentar las ayudas destinadas al amplio
sector hídrico, pero esto ha provocado un
aumento de las asignaciones para el suministro
de agua y saneamiento en dólares estadounidense
(aunque su contribución a la ayuda al
desarrollo total oficial se ha estancado en el 4%).
El porcentaje de ayuda total asignada al sector
hídrico sigue siendo inferior al 6% y sigue en
descenso.
Aunque el agua se suele
Capítulo 5. Cambio climático y posibles
futuros
Los motores externos del cambio, fuertemente
interrelacionados, crean complejos desafíos pero
también oportunidades a los gestores del agua
y a los responsables de la toma de decisiones del
gobierno, del sector privado y la sociedad civil.
Mientras que el cambio climático y su variabilidad
pocas veces se consideran los principales
factores de estrés del desarrollo sostenible, sí
tienen la capacidad de impedir o incluso de
revertir los logros del desarrollo.
Cambio climático.
clima global está cambiando y que la actividad
humana es en parte responsable de este cambio.
Los principales efectos del cambio climático
en los individuos y en el medio ambiente se
dejan notar en el agua. El cambio climático es el
principal motor de los cambios sufridos por los
recursos hídricos y un factor de estrés adicional
por sus efectos sobre los motores externos. Las
políticas y las prácticas encaminadas a mitigar o
a adaptarse al cambio climático pueden tener un
impacto sobre los recursos hídricos y el modo de
gestionarlos puede afectar al clima.
Las políticas públicas, dominadas hasta ahora
por la mitigación de los efectos del cambio
climático, podrían beneficiarse de un mejor
equilibrio entre la mitigación y la adaptación. El
carbón sirve para medir las causas antropógenas
del cambio climático mientras que el agua sirve
para evaluar sus efectos. La comunidad internacional
debe valorar si le conviene más invertir
en los problemas que pueden surgir en el futuro
por la mayor variabilidad climática y el calentamiento
global o bien si invierte en los problemas
actuales derivados de la variabilidad climática
para evitar las pérdidas provocadas por sequías
e inundaciones. Si bien es cierto que las dos
medidas son de vital importancia, centrarse en
los problemas actuales puede crear una mayor
capacidad de respuesta en la resolución de futuros
problemas.
Está demostrado que el
Posibles futuros.
del agua son dinámicos y están en continua
evolución, al igual que lo hace la presión directa
o indirecta sobre los recursos hídricos. Por consiguiente,
resulta muy difícil extraer una imagen
global del futuro si se analiza cada factor individualmente.
Como el impacto sobre los recursos
hídricos futuros es mayor si los motores se
estudian de forma colectiva que individual, las
hipótesis sobre el futuro que tienen en cuenta
estas consideraciones poseen un enfoque más
holístico. Las hipótesis globales del agua existentes
son anticuadas, incompletas o sectoriales
y no engloban todos los motores externos. La
Cada uno de los motores externos
Aunque el agua se
suele considerar
“un regalo de la
naturaleza”, el uso
y la gestión de los
recursos hídricos
para satisfacer
una gran variedad
de necesidades
humanas y
ecológicas originan
una serie de costes
económicos.
4
evolución de los motores y la lógica detrás de sus
argumentos deben examinarse y posiblemente
redefinirse con vistas a los desarrollos alcanzados
en la última década tanto dentro como fuera
del sector hídrico.
Segunda parte. Uso del agua
La historia muestra el vínculo que tradicionalmente
ha existido entre el desarrollo económico
y el desarrollo de los recursos hídricos.
Numerosos ejemplos ilustran hasta qué punto
el agua ha contribuido al desarrollo económico
y cómo el desarrollo se ha traducido en un
mayor uso del agua. El aumento constante de la
demanda de productos agrícolas para satisfacer
las necesidades de las poblaciones en crecimiento
(comida, fibra y actualmente combustible) ha
sido el principal motivo por el cual ha aumentado
la demanda de agua con fines agrícolas.
La mayoría de los efectos de las actividades que
han provocado el agotamiento y la contaminación
del agua no han sido puestas en conocimiento
de las autoridades o son difíciles de
evaluar. La necesidad de proteger eficazmente
los ecosistemas y los bienes y servicios que producen
y de los cuales dependen la vida y el sustento
de un gran número de individuos es cada
vez más imperiosa. A medida que la competencia
por la demanda de agua aumente, la sociedad
tendrá que reaccionar mejorando la gestión
de los recursos hídricos, impulsando políticas
más efectivas y mecanismos de asignación de
agua más transparentes y eficientes.
Capítulo 6. Los numerosos beneficios
del agua
El agua ha ejercido un papel fundamental en el
desarrollo económico y el desarrollo económico
siempre ha ido acompañado de un desarrollo
del agua. Las inversiones en la gestión de los
recursos hídricos a su vez han asegurado la subsistencia
y han reducido los riesgos de salud, la
vulnerabilidad y en última instancia la pobreza.
El agua contribuye a la mitigación de la pobreza
de numerosas maneras – a través de servicios de
saneamiento, de suministro de agua, de alimentos
al alcance de los pobres y de una mayor respuesta
de las comunidades más desfavorecidas
frente a enfermedades, catástrofes naturales y
degradación medioambiental. Un agua de buena
calidad puede mejorar la salud gracias a un
mejor saneamiento e higiene y puede aumentar
la productividad de la tierra, del trabajo y de
otras actividades productivas si se introduce en
el momento adecuado. Asimismo, los ecosistemas
de agua dulce en buen estado proporcionan
múltiples bienes y servicios esenciales para la
vida y la subsistencia.
La importancia de los servicios de agua es más
evidente en sociedades donde se han desmoronado
las estructuras políticas y la vida social.
En estos estados frágiles, el gobierno no puede
o no quiere proporcionar los servicios básicos
a la mayoría de la población, entre los que se
incluyen los más desfavorecidos. Mientras que
esta fragilidad puede manifestarse de múltiples
maneras y puede tener distintos orígenes
(guerra, período de recuperación tras un conflicto,
graves catástrofes naturales, mala gestión
prolongada y represión política), los informes
de las agencias de ayuda humanitaria coinciden
en la importancia del agua y del saneamiento
en los programas de ayuda y reconstrucción. La
rápida restitución de servicios viables de agua
suele ser crucial para ayudar a levantar a estos
frágiles estados.
Capítulo 7. Evolución de los usos del
agua
Mientras que la mayoría de los viejos desafíos
relacionados al suministro de agua, al saneamiento
y a la sostenibilidad medioambiental
siguen estando ahí, la aparición de nuevos
retos como la adaptación al cambio climático,
el aumento de los precios de los alimentos y
la energía y el envejecimiento de las infraestructuras
acrecientan la complejidad y la carga
económica de la gestión de los recursos hídricos.
El crecimiento de la población y el rápido desarrollo
económico han contribuido a acelerar la
extracción de agua dulce.
Las tendencias que reflejan el acceso al suministro
de agua para uso doméstico revelan una
mejora sustancial en los últimos diez años y
ponen a la mayoría de países en el buen camino
para alcanzar la meta relativa al suministro de
agua de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
No obstante, la situación en materia de saneamiento
está muy atrasada. La mayoría de los
países del África Subsahariana y numerosas
zonas rurales siguen ofreciendo datos poco satisfactorios
en cuanto a saneamiento y suministro
de agua.
El aumento constante de la demanda de productos
agrícolas para satisfacer las necesidades
de una población en crecimiento sigue siendo
el principal motor de un mayor uso del agua.
Mientras que el crecimiento de la población
mundial se ha ralentizado desde la década de
1970 y se espera que esta tendencia a la baja se
mantenga, el desarrollo económico continuo,
especialmente en las economías emergentes, se
ha traducido en el deseo de seguir una dieta más
variada, que incluye carne y productos lácteos,
que conlleva una presión adicional sobre los
recursos hídricos.
Después de la agricultura, los dos mayores
consumidores de agua para el desarrollo son
la industria y la energía (20% del consumo de
agua), los que están transformando las pautas
de consumo de agua en las economías emergentes.
El agua y la energía comparten los mismos
motores: los procesos demográficos, económicos,
sociales y tecnológicos ejercen una gran presión
sobre el agua y la energía. La reciente aceleración
en la producción de biocombustible y los
efectos del cambio climático han supuesto la
aparición de nuevos retos y un aumento de la
presión en la tierra y los recursos hídricos.
Los ecosistemas de agua dulce proporcionan
un amplio abanico de servicios vitales para
garantizar el bienestar del ser humano. Una
gran variedad de actividades económicas y
recreativas como la navegación o las actividades
de pesca y pastoreo dependen del uso directo del
agua en ecosistemas saludables. Sin embargo,
algunos servicios medioambientales no despiertan
el suficiente interés en la clase política y se
ven amenazados por el modo en que los sectores
en desarrollo utilizan el agua.
El aumento
constante de
la demanda de
productos agrícolas
para satisfacer las
necesidades de
una población en
crecimiento y el
deseo de tener
una dieta más
variada, sigue
siendo el principal
motivo por el cual
ha aumentado la
demanda de agua.
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Capítulo 8. Efectos del uso del
agua en los sistemas hídricos y el
medioambiente
La pauta y la intensidad de la actividad humana
han afectado, mediante impactos en la calidad
y la cantidad de los recursos hídricos, al papel
que desempeña el agua como principal agente
medioambiental. En algunas zonas el agotamiento
y la contaminación de cuencas fluviales
y acuíferos de gran importancia económica han
llegado a un punto de no retorno. Lidiar con un
futuro sin sistemas hídricos fiables es un panorama
real en algunas partes del mundo.
El uso intensivo de las aguas subterráneas,
fomentado en parte por la electrificación rural
subsidiada ha generado la aparición de economías
dependientes de estas aguas que ven su
futuro amenazado por el agotamiento de los
acuíferos y la contaminación. La posibilidad de
disminuir el uso de estos acuíferos clave, mejorar
la calidad del agua y devolver los beneficios
de las aguas subterráneas a los ecosistemas es
remota a menos que se desarrollen enfoques de
gestión alternativos.
Nuestra capacidad para mantener los servicios
medioambientales de los que dependemos ha
mejorado, pero sigue estando limitada por una
insuficiente comprensión de la magnitud e
impacto de la contaminación, la capacidad de
recuperación de los ecosistemas afectados y las
instituciones sociales que utilizan y gestionan
los sistemas de agua. La falta de seguimiento de
los efectos negativos que el uso del agua provoca
en el medio ambiente y la debilidad institucional
en muchos países en vías de desarrollo
impide el cumplimiento efectivo de las disposiciones
reguladoras.
Es precisamente en los países en vías de desarrollo
con una alta densidad de población donde se
hace un uso más intensivo del agua, donde falta
información relevante sobre la carga de contaminación
y los cambios en la calidad del agua.
Esto hace que las actividades contaminantes que
tienen un mayor impacto en la salud de las personas
y en los ecosistemas sigan sin ser registradas.
No obstante, se aprecian señales de progreso
en el modo de reducir la contaminación y los
riesgos derivados de ella, así como una reversión
en la evolución de la degradación ambiental.
Capítulo 9. Cómo gestionar la
competencia por el agua y la presión
sobre los ecosistemas
La competencia por el agua y una gestión deficiente
para satisfacer las necesidades de la sociedad
y del medio ambiente exigen una mayor
respuesta social por medio de una mejor gestión
y legislación, así como de mecanismos de suministro
de agua más efectivos y transparentes.
Los desafíos incluyen una planificación razonable
de los recursos hídricos, la evaluación de la
disponibilidad y las necesidades de las cuencas
hidrográficas, una posible reasignación o
ampliación del almacenamiento de las reservas
existentes, un mayor hincapié en la gestión de
la demanda del agua, un mejor equilibrio entre
equidad y eficiencia en el uso del agua, marcos
legislativos e institucionales inadecuados y la
creciente carga económica que supone el envejecimiento
de las infraestructuras.
Las decisiones que afecten a la gestión del agua
deberían surgir de consultas fundadas y negociaciones
sobre los costes y beneficios de todas las
opciones existentes tras considerar la interconectividad
de las cuencas fluviales, las relaciones
entre la tierra y los recursos hídricos y la
consistencia y coherencia de las decisiones que
se tomen con otras políticas del gobierno.
Tercera parte. Estado de los
recursos hídricos
La distribución desigual de los recursos hídricos
en tiempo y espacio y los cambios provocados
por el uso y abuso que ha hecho el ser humano
de ellos, son fuentes de crisis hídricas en numerosas
partes del mundo. En muchas zonas se ha
producido un aumento de los extremos hidrológicos.
Por una parte, las fuertes inundaciones
pueden causar un gran número de muertes y de
pérdidas materiales. Por otra, en el siglo pasado
aumentó la intensidad de las sequías con un
número creciente de personas afectadas. En todo
el mundo las redes de observación de los recursos
hídricos se han revelado insuficientes para
las necesidades de gestión actuales y del futuro
y están en retroceso. La información de la que se
dispone es insuficiente para entender y predecir
la cantidad y calidad actual y futura del agua y
los protocolos políticos y los imperativos para
compartir la información son inadecuados.
Capítulo 10. Los ciclos naturales del
agua en la Tierra
Los recursos hídricos están formados por numerosos
componentes asociados con los tres estados
físicos del agua (líquido, sólido y gaseoso). Como
consecuencia de ello, los componentes del ciclo
del agua (lluvia, evaporación, escorrentías, aguas
subterráneas, almacenamiento, etc.) se diferencian
por las cualidades químicas y bioquímicas,
la variabilidad temporal y espacial, la capacidad
de resistencia, el grado de vulnerabilidad a las
presiones (entre las que se incluyen el uso de la
tierra y el cambio climático), la susceptibilidad a
la contaminación y la capacidad de proporcionar
servicios de gran valor y ser utilizados de forma
sostenible. Una de las consecuencias de dicha
variabilidad es que, si bien la presión ejercida
por el ser humano ha modificado el ciclo hidrológico
global de forma considerable, la dirección
e intensidad del cambio son difíciles de evaluar.
La distribución desigual de los recursos hídricos
en tiempo y espacio y la manera en la que la
actividad humana está afectando actualmente
dicha distribución son el origen de las crisis
hídricas en numerosos lugares del mundo. Para
añadir más complejidad a la situación, el cambio
climático y la variabilidad también influyen en
el suministro de agua, la demanda y el sistema
de amortiguamiento, si bien es difícil analizar su
impacto exacto de manera aislada.
Capítulo 11. Cambios en el ciclo global
del agua
La mayoría de los científicos del clima están de
acuerdo en que el calentamiento global intensificará,
acelerará o acentuará el ciclo hidrológico
global. En la actualidad existen indicios que
confirman que este proceso ya está en marcha.
Mientras que la evolución de las precipitaciones
El agua y la
energía comparten
los mismos
motores: procesos
demográficos,
económicos,
sociales y
tecnológicos que
ejercen una gran
presión tanto en
la energía como
en el agua.
6
en algunos lugares del mundo ha sufrido variaciones,
en otras zonas las pautas de precipitaciones
prácticamente se han mantenido inalteradas
durante el período en el que fueron recopilados
los datos. Asimismo, se han observado transformaciones
en la extensión de la cubierta de nieve,
en el equivalente en agua de la nieve y en la
frecuencia con la que las precipitaciones caen en
forma de nieve. Más de un 15% de la población
mundial vive en zonas donde la disponibilidad
de los recursos hídricos depende en gran medida
del deshielo de las capas de nieve efímeras o de
los glaciares perennes. A pesar de las evidencias
de las alteraciones en las temperaturas hay pocos
indicios de cambios detectables en la evaporación
y evapotranspiración.
El cambio climático se ha superpuesto a un
paisaje hidrológico de por sí complejo, lo que
dificulta el análisis de sus efectos. Sin embargo,
su influencia se ha hace sentir en el suministro
de agua, en la demanda y en los sistemas de
amortiguamiento. La información de la que se
dispone en cuanto a extensión, continuidad y
cobertura espacial es insuficiente para esclarecer
la situación mientras la variabilidad climática
y la variabilidad multianual relacionadas con
pautas de circulación atmosféricas a gran escala
influyen en la interpretación de muchas tendencias
que aún no se entienden por completo.
A pesar de las limitaciones de las bases de datos
globales, numerosos estudios demuestran que las
escorrentías y los caudales han experimentado
cambios. Muchos de ellos se han centrado en los
extremos inferiores (sequías) y superiores (inundaciones).
Excepto en las regiones donde los caudales
se ven afectados por las aguas procedentes del deshielo,
la conclusión general es que las tendencias
globales no están presentes o no pueden detectarse
en este momento, a pesar de que los cambios
asociados al cambio climático son evidentes en
algunas regiones. Las aguas subterráneas han sido
utilizadas de forma intensiva por los seres humanos
para el suministro de agua y la agricultura.
Mientras que diversos esquemas de extracción
de aguas subterráneas accede al agua fósil (agua
bajo condiciones diferentes de las actuales), las
aguas subterráneas renovables dependen en gran
medida de los volúmenes de recarga variables.
Por consiguiente, es realista esperar que futuros
regímenes de recarga reflejen cambios en los
procesos hidrológicos como la precipitación y
la evapotranspiración provocados por cambios
climáticos anticipados. Cada vez está más claro
que la asunción de la estacionalidad estadística
ya no es una base defendible para la planificación
de los recursos hídricos.
Una de las consecuencias de un sistema hidrológico
en evolución es su interacción con el
ciclo del carbono terrestre. La biosfera terrestre
habría absorbido aproximadamente un 25% de
las emisiones antropógenas de carbono durante
el último siglo. No está claro cuánto puede continuar
esta situación.
Capítulo 12. Evolución de los peligros y
nuevas oportunidades
Los peligros relacionados con el agua pueden
ocurrir de forma natural o antropógena por
un exceso de agua (inundaciones, erosión,
desprendimiento de tierras, etc.), por escasez
(sequías, pérdida de humedales o hábitats) o
por contaminación química y biológica de la
calidad del agua y los ecosistemas con cursos
de agua. La variabilidad natural de los recursos
hídricos y los cambios, cualesquiera que sean
las causas que los originan, pueden ofrecer
nuevas oportunidades a fin de que las estrategias
de gestión respondan a las amenazas
potenciales del cambio climático mediante la
implementación de políticas y prácticas más
sostenibles para los recursos.
En muchos lugares los eventos hidrológicos
relacionados al clima se han vuelto más frecuentes
y más extremos. En los países en vías
de desarrollo las inundaciones intensas pueden
causar un gran número de muertes mientras
que en los países industrializados provocan
daños materiales que ascienden a varios miles
de millones de dólares estadounidenses. En la
última década se han observado sequías más
intensas, las que han afectado a un mayor
número de personas. Si bien éstas están ligadas
a un aumento de las temperaturas y a una
disminución de las precipitaciones, a menudo
son consecuencia de una mala gestión de los
recursos y del incumplimiento de las políticas
de gestión del riesgo. La creciente exposición
a peligros potenciales causados por el cambio
climático ha servido para despertar una mayor
concienciación sobre la importancia de una
buena gestión de los recursos hídricos.
Los cambios en las corrientes de agua y la
descarga de desechos químicos y biológicos provenientes
de la actividad humana han alterado
la calidad del agua y el equilibrio ecológico en
muchos ríos del mundo. Se espera que el calentamiento
global tenga importantes efectos sobre
los flujos de energía y el reciclaje de la materia a
través de su impacto en la temperatura del agua
y la consiguiente proliferación de algas y cianobacterias
tóxicas, dando lugar a una disminución
de la biodiversidad.
En zonas con un creciente estrés hídrico las
aguas subterráneas constituyen un recurso de
amortiguamiento de suma importancia, capaz
de satisfacer la creciente demanda de agua o de
compensar la disminución de la disponibilidad
de las aguas superficiales.
Capítulo 13. Cómo superar la falta de
datos empíricos
Los datos sobre la cantidad y la calidad del agua
que proporcionan las redes de observación del
agua a nivel mundial son insuficientes para gestionar
los recursos hídricos de forma adecuada
y predecir las necesidades futuras. Dichas redes
se encuentran en retroceso. Asimismo, tampoco
existe información general sobre la generación
y el tratamiento de aguas residuales y la
recepción de agua de calidad a nivel regional
o local. Si bien es cierto que las tecnologías
basadas en la teledetección por satélite y en la
modelización ofrecen nuevas oportunidades, su
valor está limitado por nuestra capacidad para
verificar los datos sobre el terreno y validar la
información simulada.
La gestión de los recursos hídricos mundiales
requiere de información fidedigna sobre el
estado de los recursos y los cambios que experimentan
en función de motores externos como el
La mayoría de
los científicos del
clima están de
acuerdo en que
el calentamiento
global intensificará,
acelerará o
acentuará el ciclo
hidrológico global.
En la actualidad,
existen indicios
que confirman que
este proceso ya
está en marcha.
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cambio climático y el uso de la tierra así como
del agua. Los datos hidrológicos son escasamente
intercambiados, lo que se debe principalmente
a la dificultad para acceder físicamente
a dicha información a lo que se añaden cuestiones
políticas y de seguridad, falta de protocolos
de cooperación para compartir información y
consideraciones comerciales. Todo esto obstaculiza
los proyectos regionales y globales que
dependen de bases de datos compartidas con
fines científicos y prácticos, como pueden ser
previsiones hidrológicas estacionales a nivel
regional, predicciones meteorológicas, alerta
y prevención de desastres y gestión integrada
de los recursos hídricos en cuencas fluviales
transfronterizas.
Para mejorar la gestión de los recursos hídricos
es necesario invertir en seguimiento y en
un mejor uso de la información disponible,
incluyendo las observaciones tradicionales
sobre el terreno y los últimos datos satelitales.
La mayoría de los países, tanto los que están
en vías de desarrollo como los desarrollados,
deben prestar más atención y destinar más
recursos a realizar seguimientos, observaciones
y evaluaciones continuas sobre el estado de los
recursos hídricos.
Cuarta parte. Respuestas y
elecciones
Conocemos muchas de las respuestas y ya hemos
demostrado a lo largo y ancho del planeta que es
posible hacerlo. Sin embargo, no existe una única
solución que pueda aplicarse a todas las situaciones.
La mejor estrategia para que un país pueda
cumplir sus objetivos de desarrollo y establecer
sus prioridades políticas para enfrentarse a los
desafíos que plantea el agua dependerán de la disponibilidad
de los recursos hídricos en el tiempo
y en el espacio y de sus habilidades técnicas,
económicas, institucionales y humanas como la
cultura, los marcos políticos y reguladores y los
mercados.
Las opciones que están dentro del sector hídrico
difieren de las que se encuentran fuera. Los
dirigentes del sector del agua pueden informar
a los individuos externos a este sector acerca de
los diferentes procesos y pueden implementar
las decisiones en el sector, pero son los líderes
gubernamentales, el sector privado y la sociedad
civil los que deciden sobre el rumbo a seguir. Las
medidas que se toman fuera del ámbito del agua
afectan considerablemente a los macrocambios
y éstos, a su vez, influyen en la manera de usar y
asignar los recursos hídricos. De estos macrocambios
también dependen los costes y la efectividad
de las medidas encaminadas a adaptarse a los
recursos hídricos disponibles.
Muchos países no disponen de suficientes recursos
económicos y naturales ni de la suficiente
capacidad de implementación para enfrentarse a
sus múltiples desafíos. Los países deben aprovechar
las oportunidades de sinergia, hacer concesiones
y tomar decisiones difíciles sobre el reparto
del agua entre los diferentes usos y usuarios con el
fin de proteger los recursos hídricos. La participación
de numerosos actores en este tipo de
decisiones es esencial para conseguir los resultados
deseados.
Capítulo 14. ¿Qué opciones existen
dentro del sector hídrico?
Existen numerosos ejemplos prácticos de soluciones
adoptadas en el sector hídrico, algunas de ellas
particularmente esperanzadoras. Para preparar
instituciones que sean capaces de enfrentarse a los
desafíos presentes y futuros es necesario apoyar el
desarrollo institucional mediante reformas como la
descentralización, participación de todas las partes
interesadas y transparencia, un mayor corporativismo,
colaboración y coordinación entre diferentes
sectores (público-privado, público-público,
pública- sociedad civil) y la aplicación de nuevos
sistemas administrativos basados en el reparto
de los beneficios derivados del agua, incluso en
aquellos casos en los que el agua cruza fronteras.
Los responsables de la toma de decisiones deben
tener en cuenta la influencia ejercida por una ley
del agua, desde el punto de vista formal y tradicional,
que incluya regulaciones en otros sectores que
influyen en la gestión de los recursos hídricos.
La toma de decisiones puede ser mejorada consultando
con las partes interesadas y garantizando la
responsabilidad en los procesos de planificación,
implementación y gestión, construyendo una
relación de confianza entre los sectores afectados
y combatiendo la corrupción y la mala gestión. El
fortalecimiento de las estructuras organizativas y
la mejora de la eficacia operativa de los servicios de
suministro de agua ayudarán a mejorar la calidad
del servicio y a aumentar la cobertura y la densidad
de las conexiones incrementando los beneficios y
creando una base económica más viable para atraer
futuras inversiones.
La innovación y la investigación son cruciales
para desarrollar soluciones adecuadas. Asimismo,
se requiere una capacidad institucional y humana
más fortalecida, tanto dentro como fuera del sector
hídrico. El desarrollo de las capacidades puede
realizarse a través de formas tradicionales de educación,
formación en el trabajo, formación a distancia,
campañas de concienciación pública, gestión
del conocimiento y creación de redes profesionales.
Una rendición de cuentas de la administración
adecuada y una buena gobernabilidad dentro
del sector hídrico contribuyen a crear un clima
favorable para las inversiones, las que podrían
incluir nuevos enfoques como el pago de servicios
medioambientales.
Capítulo 15. ¿Qué opciones existen
fuera del sector hídrico?
Los administradores de los recursos hídricos y los
responsables de la toma de decisiones de diferentes
sectores siempre se han enfrentado al riesgo y la
incertidumbre. Sin embargo, los problemas ligados
al cambio climático y a las dinámicas demográficas
han aumentado los riesgos y la complejidad de
esta tarea. La gestión del riesgo cobra ahora mayor
importancia y puede resultar crucial para el análisis
y la toma de decisiones.
Los factores y las políticas fuera del sector hídrico
influyen más en la gestión del agua que las numerosas
políticas auspiciadas e implementadas por los
ministerios relacionados con el agua. Identificar
las concesiones y sinergias entre el agua y otros
sectores políticos puede reforzar el impacto político
en todos los sectores y evitar efectos indeseados
sobre los recursos hídricos. Dado que los gobiernos,
la sociedad civil y los líderes empresariales toman
Los datos sobre
la cantidad y la
calidad del agua
que proporcionan
las redes de
observación
del agua a nivel
mundial son
insuficientes para
gestionar los
recursos hídricos
de forma adecuada
y predecir las
necesidades
futuras. Estas redes
están en retroceso.
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diariamente decisiones que pueden afectar al agua,
es importante identificar en qué medida estas decisiones
pueden mejorar la gestión del sector hídrico
y los servicios medioambientales.
Existen numerosos ejemplos de situaciones en las
que todos salen ganando, impulsadas por gobiernos,
comunidades o empresas para promover la
cooperación entre actores dentro y fuera del sector
hídrico y la incorporación de los problemas del
agua en las decisiones externas. Las organizaciones
internacionales, especialmente la ONU, pueden
prestar su apoyo y experiencia a los gobiernos,
ayudar a la sociedad civil a desarrollar sus capacidades
y catalizar el liderazgo en el sector privado.
Capítulo 16. El camino a seguir
El agua y los sistemas hídricos deben gestionarse
con el fin de apoyar el desarrollo y de alcanzar los
objetivos de desarrollo social y económico. Una
buena gestión de los recursos hídricos es fundamental
para la supervivencia y el bienestar de los
individuos. Los recursos hídricos garantizan la
equidad y la seguridad del agua y el saneamiento
en familias, negocios y comunidades y aseguran
la cantidad suficiente de agua para la comida, la
energía y el medioambiente además de servir de
protección frente a inundaciones y sequías.
La toma de decisiones sobre el agua requiere la
búsqueda de sinergias y la selección de las compensaciones
adecuadas. También es necesario distinguir
entre “apagar incendios” a corto plazo, respondiendo
a los aspectos urgentes del día, y el desarrollo
estratégico a largo plazo. El desarrollo de esquemas
de agua para varios propósitos y la reutilización del
agua siempre que sea posible pueden disminuir la
necesidad de concesiones al permitir que el mismo
volumen de agua sirva para diversos fines.
La comunidad de donantes puede incorporar el
agua dentro de marcos más amplios de ayuda
humanitaria y concentrar la ayuda en las zonas
donde es más apremiante como los barrios marginales
del África Subsahariana, Asia y Latinoamérica
así como en Estados que se encuentran en
período de recuperación tras
recientes esfuerzos del G8 en esta dirección son
esperanzadores.
Los directores de las agencias de la ONU, del mismo
modo que hacen en las reuniones en las que se
discuten las medidas colectivas a adoptar contra el
cambio climático, pueden reunirse para examinar
el papel del agua, de los sistemas hídricos y de la
gestión del agua en el desarrollo y los servicios
medioambientales, orientando a las agencias y
aconsejando a los países miembros.
El Programa Mundial de Evaluación de los Recursos
Hídricos y los organismos asociados a él están colaborando
para reducir el grado de incertidumbre,
facilitar la toma de decisiones y acelerar las inversiones
haciendo especial hincapié en los vínculos
existentes entre el desarrollo socioeconómico y la
inversión en las capacidades de gestión del agua y
en las infraestructuras en otros sectores.
Nos enfrentamos a grandes desafíos, pero hay que
acabar con la mala gestión y el acceso desigual a los
recursos hídricos. Quizás no dispongamos de toda
la información que nos gustaría antes de poder
actuar pero disponemos de los suficientes conocimientos
para hacer avances significativos que
deberían incluir una mayor inversión en infraestructuras
hídricas y el desarrollo de capacidades.
Los responsables del sector hídrico pueden informar
sobre los procesos fuera de su ámbito y gestionar
los recursos hídricos para alcanzar los objetivos
socioeconómicos propuestos y asegurar la integridad
medioambiental. No obstante, son los líderes
gubernamentales, el sector privado y la sociedad
civil los que determinarán el rumbo a seguir. Ha
llegado el momento de que tomen conciencia de su
responsabilidad y actúen en consecuencia.
un conflicto. Los
Hay que acabar con
la mala gestión y
el acceso desigual
a los recursos
hídricos. Quizás
no dispongamos
de toda la
información que
nos gustaría antes
de poder actuar
pero disponemos
de los suficientes
conocimientos
para hacer avances
significativos.
SC-2010/WWAP/03/ES

La cantidad de agua dulce en la Tierra es limitada,
pero los ciclos naturales de congelación y
descongelación, las fluctuaciones en las precipitaciones,
los patrones de escorrentías y los niveles
de evapotranspiración han provocado cambios
en su distribución. A estas causas naturales se
han añadido nuevas y continuadas actividades
humanas que han acabado convirtiéndose en los
principales “motores” de presión sobre los sistemas
hídricos de nuestro planeta. Estas presiones
suelen ir ligada al desarrollo humano y al crecimiento
económico.
A lo largo de la historia ha existido un fuerte vínculo
entre el desarrollo económico y el desarrollo
de los recursos hídricos. Numerosos ejemplos
ilustran hasta qué punto el agua ha contribuido
al desarrollo económico y cómo el desarrollo se
ha traducido en un mayor uso del agua. El precio
a pagar por dichos beneficios ha sido muy alto y
en algunos lugares ha aumentado la presión sobre
el medio ambiente y la competencia entre los
consumidores. La necesidad que tenemos del agua
para satisfacer nuestras necesidades básicas y la
búsqueda colectiva para alcanzar un mayor nivel
de vida, unida a la importancia del agua para los
frágiles ecosistemas de nuestro planeta, hacen de
este elemento un recurso natural único.
Importantes decisiones que afectan la gestión
del agua son tomadas fuera del sector hídrico
y suelen ser provocadas por motores externos
impredecibles –demografía, cambio climático,
economía global, cambios en los valores y normas
sociales, innovación tecnológica, leyes, costumbres
y mercados financieros. Muchos de estos
motores externos son dinámicos y evolucionan
a un ritmo vertiginoso. Los desarrollos fuera del
ámbito del agua influencian las políticas y las
estrategias de gestión de los recursos hídricos. Las
decisiones en otros sectores y aquellas que afectan
al desarrollo, al crecimiento y al modo de subsistencia
deben incorporar el agua como un componente
integral e incluir respuestas al cambio
climático, a los desafíos en el ámbito energético y
alimentario y a la gestión de desastres. El análisis
de estos problemas conduce a un conjunto de
respuestas y recomendaciones encaminadas a la
acción que incorpora la contribución del agua al
desarrollo sostenible.

Capítulo 1. Salir del ámbito del agua.
Cómo incorporar el agua en las decisiones
sobre el desarrollo sostenible

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