lunes, 23 de diciembre de 2013

Escuelas de campo de agricultores



Las escuelas de campo de agricultores son programas de enseñanza que ayudan a los agricultores a encontrar soluciones a problemas comunes. Junto con un moderador, los agricultores hacen preguntas, experimentan, y hablan acerca de lo que están aprendiendo. Las escuelas de campo de agricultores también ayudan a los agricultores a desarrollar su capacidad para resolver problemas, organizarse y ser líderes. Si se les estimulaa valorar sus propios conocimientos y habilidades, los agricultores pueden aprovechar mejor los métodos agrícolas tradicionales para que la agricultura sea más sostenible.
Los agricultores encuentran soluciones a sus problemas según sus propias experiencias.
Las escuelas de campo de agricultores desarrollan las habilidades y la confianza
Hoa y Khanh viven en Dong Phi, un pueblo de Vietnam. Sus maridos les ayudan a preparar la tierra para sembrar, y se encargan de recoger los cultivos al final de la temporada. Sin embargo, el resto del año, cuando sus maridos trabajan fuera del pueblo, Hoa y Khanh manejan solas los terrenos familiares. Cuando Hoa notó que cada año la cosecha de arroz era más pequeña su marido sugirió comprar más fertilizantes, pero Hoa sabía que no tenían dinero para comprarlos. Cuando un agente agrícola del gobierno habló a los habitantes del pueblo sobre la escuela de campo de agricultores, Hoa y su vecina Khanh decidieron participar.

Tan pronto como comenzaron a asistir a las clases, vieron que esta escuela era diferente a todas las que conocían. Hoa y Khanh hablaron con otros agricultores acerca de sus cultivos, de los insectos, el clima y la tierra. Experimentaron con diferentes métodos agrícolas y seleccionaron los que les parecían mejor. Hoa invitó a todos los agricultores a su parcela para que le ayudaran a descubrir por qué las cosechas de arroz no producían tanto como antes.

Khanh era tímida y nunca antes había hablado frente a un grupo. Pero después de la primera sesión en la escuela agrícola, se sintió más confiada y trató de dirigir algunos experimentos. Cuando ensayaba alguna técnica nueva en su parcela, Khanh invitaba a los demás agricultores a visitarla. Les explicaba lo que hacía, y por qué. Los demás agricultores la escuchaban, le hacían preguntas y contaban su propias opiniones y experiencias.
A medida que Hoa y Khanh comenzaron a cambiar las prácticas agrícolas, se dieron cuenta de que tendrían que enseñar a sus maridos también. Hoa dijo: “Tenía que asegurarme de que mi marido no tuviera miedo de dejar de utilizar plaguicidas químicos. Un día cuando volvió a casa del trabajo, lo lleve a la parcela para mostrarle los diferentes insectos y hablarle acerca del control natural de plagas”. Cuando el marido de Hoa comprobó que aumentaba la producción de arroz, no se opuso a las técnicas empleadas por su mujer. Cuando ella compró una motocicleta para la familia con el dinero que había podido ahorrar por no utilizar los fertilizantes y plaguicidas, él entendió que las escuelas de campo de agricultores habían sido en realidad una gran ayuda.

Ahora Hoa y Khanh han comenzado a capacitar a mujeres agricultoras de toda la región. Khanh dijo: “Yo creo que las mujeres trabajan mejor en un grupo separado de los hombres. Nuestras discusiones son más abiertas y nos aseguramos de que todas digan lo que ven en el campo y lo que piensan acerca de lo que ven. El conocimiento de las plagas, fertilizantes y cuidado de nuestros cultivos nos ayuda a tomar el control de nuestras vidas. Es algo que me da mucha tranquilidad para dormir bien. Si esto es bueno para mí, estoy segura de que puede ser bueno para todos”.

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